En el momento presente, debido a la catástrofe natural producida en Nepal, con miles de muertos y millones de afectados, son muchas las personas las que se enfrentan al terrible hecho de tener a un familiar desaparecido.
Para hacer frente a esta situación, los familiares se aferran a la idea de que su ser querido está vivo y es, desde esta creencia, de donde nacen la fuerza y la perseverancia para trabajar en su búsqueda.
En alguno de esos casos, la situación se tornará aún más difícil porque los servicios de emergencia podrán dar por finalizadas las tareas de búsqueda, y entonces, las sensaciones de indefensión, vulnerablidad y dolor se acrecientan. Pero hasta que no aparece el cuerpo, uno no se siente con la libertad para llorar su muerte y empezar el duelo. Por eso, el duelo aparece de forma tardía y más complicada; siendo frecuentes fenómenos como aferrarse a las pertenencias del ser querido (por si un día apareciera) o pseudoalucinaciones, en las cuales los familiares creen haber visto a este ser querido.
Establecer un lugar en el que simbólicamente podamos "situar" a esa persona y despedirnos a través de algún ritual son pasos recomendables en estos casos. Y es que, sin un cuerpo y lugar para despedirse, la tarea de "cerrar la puerta" se torna complicadísima.
